Artículo elaborado por NICOLÁS LIZCANO,
alumno de 1.º Bachillerato C (@Narunix en Twitter)
Variados son los
datos que tratan de mostrar el porcentaje de indecisos de cara a las próximas
elecciones del 26 de junio. Nadie sabe con exactitud qué cantidad de gente no
ha decidido su voto todavía, pero el sentido de repetir la campaña electoral es
tratar de convencer a este tipo de votante. Los principales partidos, en mayor
o en menor medida y con mayor o menor frecuencia, piden el voto con el fin
obtener el mejor resultado posible. El votante indeciso suele estar
posicionado en una supuesta centralidad, y se cuestiona si inclinarse hacia la
izquierda o hacia la derecha. Son dos los principales partidos que tienden a la
centralidad –PSOE y Ciudadanos-, ya que consideran que es una buena estrategia
para ganar votos. Pero ¿realmente están consiguiendo su objetivo?
Si tomamos como referencia la mayor parte de las encuestas, parece evidente que no. Por un lado, el Partido Socialista, tradicionalmente de izquierdas (representado por sus siglas), ha hecho en los últimos años un abrazo al capitalismo que le ha pasado factura y ha provocado la pérdida de miles de votantes convencidos. Por el contrario, Ciudadanos, con un programa claramente de derechas, es el que más evidentemente trata de recoger votos por el centro, ya que el espacio de la derecha está completamente abarcado por el Partido Popular. Casualmente, son los partidos más “extremistas” los que se supone van a conseguir un mejor resultado. Es por ello que uno se hace el siguiente planteamiento: ¿existe el centro en la política? Y ¿realmente es una franja lo suficientemente amplia como para tratar de conseguir votos a toda costa? Lo cierto es que la centralidad es confusa, ya que el partido de centro, en teoría, defiende ciertas posturas consideradas de izquierdas, y otras de derechas. Esto simplemente consiste en camuflar el 50% de un partido. Y el problema para ellos es que la gente no es tonta, y sabe cuándo un partido puede engañar a su electorado. Este hecho se ha evidenciado más en las últimas décadas con la cantidad de programas incumplidos debido a la impunidad y libertad absoluta que produce una peligrosa mayoría absoluta en el parlamento.
Está claro que la centralidad es arriesgada, pero
también irreal. Un partido que promueve y defiende servicios sociales, sanidad pública
y educación de calidad, no debería de defender un modelo económico acorde con
el austericidio. Es por ello que sigo creyendo que el modelo que intentaban
enterrar algunos de la diferencia entre la izquierda y la derecha sigue muy
vigente en nuestra sociedad. Es evidente que la tendencia al centro se puede
dar en un determinado partido, pero nunca un partido puede autodefinirse como
de centro, ya que es un posicionamiento dentro del espectro político abocado al
fracaso. En mi opinión, son muy pocos los que no evitan la centralidad, ya que
el ser humano es por naturaleza de ideas bastante concisas.
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