lunes, 21 de diciembre de 2015

Ramón de Bonifaz y Camargo


Texto creado por HÉCTOR CASTANEDO, alumno de 1.º Bachillerato D
(@Hector_904 en Twitter), dentro del concurso "Carta a un militar español"
TEXTO MERECEDOR DEL PRIMER PREMIO POR CANTABRIA

Ramón de Bonifaz y Camargo fue, si no el primero, de los primeros marinos de la Armada española, pues formó parte de ella sin que esta existiera. Su labor fue sin duda determinante para el curso de la historia de nuestro país, pues fue el encargado de dirigir una expedición desde el puerto de Castilla, en el norte de España, hasta Sevilla, para reconquistarla de las manos de los árabes.

De esta intrépida expedición sabemos que fue encomendada por el rey Fernando III el Santo a principios del año 1247 y que, en ese mismo año, nuestro valiente marino partió desde el norte de España con trece veleros y cinco galeras, que se habían construido ex profeso para esta expedición rumbo a Sevilla. Para ello tuvo que bordear toda la costa oeste de la península, plantándole cara a todas las adversidades que pueden convertir a un barco en un matadero, pues los barcos de la época no navegaban más que con vientos portantes, es decir, aquellos que impulsan al barco por la popa, cuando en zonas de costa como esta el viento no suele ser favorable. Aunque una vez en el sur de la península, la verdadera proeza era navegar río Guadalquivir arriba.

 Tuvieron que esperar días hasta que viento y marea se pusieron de acuerdo, además de que necesitaron reforzar tanto las proas como los palos de sus naves más gruesas, las que se encargarían de impactar directamente contra el puente-barrera que iba desde la torre del oro de Sevilla hasta el palacio de Triana. Esta pudo ser igual la parte más compleja de la expedición, pues ellos tan solo contaban con menos de veinte pequeños navíos, y se estaban adentrando en una tierra hostil que les haría llover todo tipo de proyectiles dispuestos a desmantelar la complicada operación que hasta el momento habían parecido controlar. Aún así, llegaron hasta las famosas cadenas que coronaban el río, y como habían planeado antes de partir, lograron deshacerse de ellas con tan solo el impacto de dos de los buques. Fue el segundo impacto, por parte del buque en el que navegaba Bonifaz, el que definitivamente las destruyó y por tanto aisló Sevilla de toda ayuda que pudiera recibir del ejército árabe, lo que constituyó un acto decisivo por parte de Bonifaz para el transcurso de nuestra historia, pues si él no hubiera encabezado esta peligrosa expedición, probablemente el devenir de los acontecimientos podría haber sido muy distinto, ya que esto supuso el punto de partida de la liberación de Sevilla.


Hoy en día aún podemos apreciar la importancia de esta hazaña, pues tanto en el  escudo de Cantabria como en el de varias localidades de la región, aparece la torre del oro de Sevilla, el barco de Bonifaz, y las cadenas que este rompió, en homenaje a la valentía que estos soldados españoles, además de Cántabros, demostraron viajando hasta Sevilla para liberar la ciudad del ejército árabe y así dar el primer paso hacia la Reconquista.

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