Durante estas semanas se ha podido disfrutar de una exposición preparada por el alumnado de Blanca Sancho, profesora del centro, sobre los refugiados españoles de nuestra historia reciente para dignificar la figura de los refugiados actuales del mundo. Compartimos aquí los textos y las imágenes que han compartido con nosotros:
El verano de 1936 después de Guipúzcoa acabara en poder de los sublevados, en los primeros días de septiembre cayó Irún tras una resistencia desesperada. Las tropas de Franco entraron en una ciudad abandonada por sus habitantes e incendiada por sus defensores. Ese día comenzó el primero de los éxodos que sufriría el pueblo español en esos tres fatídicos años. Miles de mujeres, niños y ancianos, atravesaron la frontera llevando consigo algunos enseres.
San Sebastián caería el 15 de septiembre de 1936 por la tarde. Cuando entraron los franquistas la mayoría de la población había evacuado la ciudad.
De 15.000 a 20.000 españoles vascos huyeron a Francia. A los pocos días de su huida unos diez mil de esos refugiados regresaron a la zona republicana, por Cataluña. Quedaron en Francia como refugiados de guerra unos cinco mil.
Exilio de unas 125.000 personas a raíz de la victoria de las tropas franquistas en el Frente Norte entre los meses de marzo a octubre de 1937.
Se calcula que a lo largo de 1936, 1937 y 1938 salieron no menos de 40.000 personas.
De marzo a junio de 1938 con ocasión de la caída del frente de Aragón tras la batalla del Ebro pasaron la frontera hacia Francia unos 25.000 hombres casi todos ellos combatientes.
Medio millón de españoles, soldados y población civil, escapan entre enero y febrero de 1939, al ocupar el ejército de Franco Cataluña.
Huían aterrados por las atrocidades cometidas por los franquistas vencedores, atrocidades que circulaban de grupo en grupo. La toma de Barcelona y la implacable represión provocó el pánico en las poblaciones. Les llegaban noticias del matadero del Llobregat donde la división mandada por el general Yagüe había ametrallado a quinientos civiles.
La fila de fugitivos cubría kilómetros y kilómetros. Interminables filas de soldados harapientos, de mujeres desoladas, de ancianos taciturnos, de niños abatidos por la fatiga, de heridos y mutilados. Entre la Jonquera y Le Perthus la carretera estaba embotellada.
Los refugiados caminaban lentamente. Llevaban consigo lo que habían podido salvar precipitadamente de sus hogares abandonados, fardos improvisados, viejas maletas. La mayoría iban envueltos en mantas para protegerse del frío. Los aviones alemanes e italianos que se acercaban volando a baja altura para ametrallar y bombardear a la muchedumbre.
Los niños son uno de los sectores de población que más sufren en las guerras. En la Civil española, según las cifras dadas por Ramón Salas Larrazabal, murieron 138.030 niños por causa de la guerra. A ello hay que añadir la desnutrición, las enfermedades, los traumas psicológicos…
Unos 32.037 niños y niñas españoles fueron evacuados al extranjero durante la contienda.
La diáspora republicana llevó a la URSS a unos 4.000 españoles, en gran parte miembros del Partido Comunista de España y sus familiares. En esta cifra hay que incluir a los aproximadamente 3.000 niños, en su mayor parte asturianos y vascos, evacuados durante la guerra.
En la imagen, se puede ver la llegada ilegal de emigrantes españoles a Venezuela.
México acogió a los refugiados españoles sin limitaciones y mantuvo el reconocimiento oficial de la República en el exilio hasta su extinción en 1977.
La actitud de acogida de los exiliados por parte del general Lázaro Cárdenas, presidente de México, fue contundente. En el verano de 1937 acogió ya a 500 niños evacuados. Y en 1939, al conocer las condiciones infrahumanas en que se encontraban los refugiados españoles en los campos del sur de Francia, puso en marcha una generosa política de asilo.
El número total de refugiados españoles que llegaron a México se aproximó a los 20.000. Eran gente profesionalmente muy cualificada. Allí llegó una parte muy importante de la intelectualidad española que en el primer tercio del siglo había situado a España en un nivel científico, artístico y literario muy elevado: catedráticos universitarios, científicos, escritores, arquitectos, ingenieros, directores de cine, actores y actrices, periodistas, médicos, juristas, historiadores, pedagogos, militares, músicos, traductores, editores. Incorporados a la vida cultural mexicana, dejaron en ella una huella muy transformadora.
También llegaron refugiados españoles a Cuba, Santo Domingo, Colombia, Venezuela y otros países iberoamericanos.
La memoria tiene las patas muy cortas. Ahora sumad todas la cifras, y haced números.
En lo que llevamos de 2016, casi 70.000 personas han llegado a las costas griegas y cerca de la mitad son sirios que huyen de la guerra, y de atentados como el de París o Bruselas.
Estos refugiados siguen arriesgando sus vidas cruzando el Mediterráneo a pesar del mal tiempo. Ya se han producido nuevas muertes y los que logran alcanzar la costa se enfrentan a unas difíciles condiciones climáticas en su primer invierno en Europa y lejos de su hogar.
Miles de refugiados se ahogan o malviven a las puertas del continente más rico del mundo ante el inmovilismo de la Unión Europea.
Bibliografía:
Exiliados y emigrados: 1939-1999, Félix Santos
Cervantes Virtual
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