(Crónica
redactada por los que van camino de convertirse en los corresponsales del viaje
de fin de estudios: Marina Cordovilla y Nicolás Lizcano, ambos de E4B.)
EL MUSEO PICASSO, ¿UN
FRACASO?
El
cuarto día hemos ido al Museo de Picasso por la mañana, pero antes de esto nos
han dejado tiempo libre para hacer compras dado que se encuentra situado en el
Barrio Gótico, espacio por el que ya hemos paseado, y que nuestra visita estaba
programada para las 12 de la mañana. Al bajarnos del autobús, mientras nos dirigíamos
al punto de encuentro, una serie de compañeros se despistaron hasta tal punto
que llegaron a perderse, por lo que Quique tuvo que ir en su busca y captura.
En el museo nos hemos dividido en dos grupos (1 y 2), para lo cual nos han dado
unas pegatinas con nuestros nombres (había un grupo de niños pequeños que
también las tenían). La visita ha consistido en observar una serie de cuadros
(mal elegidos, en nuestra humilde opinión) sobre los cuales teníamos que decir
qué observábamos. A muchos de nosotros nos llamaban más la atención otros
cuadros, pero la visita estaba estrictamente delimitada, por lo que no pudimos
apreciar los que, en nuestra opinión, insistimos, eran los mejores cuadros.
A la
salida del museo, comenzó a llover de forma bastante agresiva (cierta gente que
no tenía paraguas cayó en la trampa de comprarlo, cuando en poco tiempo dejó de
llover). La “comida” nos la habían proporcionado en el albergue en forma de
picnic, pero ninguno fuimos capaces de comerla y decidimos buscar algún sitio
en el que poder comer. Después de la comida, hemos tomado el funicular para
subir a Montjuïc, donde supuestamente íbamos a visitar el castillo pero
finalmente hemos visto un cañón en el que algunos de nuestros compañeros se han
dedicado a hacer dominadas. En el descenso, hemos visitado el estadio olímpico
y las fuentes del parque. También estaba prevista la visita a la Barceloneta,
pero debido a una serie de imprevistos (la duración de la visita al museo, la
lluvia, la lentitud de la marcha, etc.) no hemos podido ir.
Hemos
realizado la cena fuera del albergue, por lo que hemos vuelto a tomar comida
basura, lo más saludable de este mundo (ya que somos uno de los institutos
promotores de la salud, claro).
Hoy,
nuestros “amigos” franceses se han ido del albergue; por lo tanto, el viejo
verde no nos ha molestado en toda la noche. Hasta ahora, esta seguramente esté
siendo una de las noches más silenciosas. [Quique, poniendo cara de extrañeza
al llegar a este punto, se cuestiona lo recogido en esta última línea mientras
corrige el texto.] ¿Será así hasta el final?
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