martes, 26 de mayo de 2015

¿Sabes quién hace tu ropa?


Los alumnos de 3º ESO D, capitaneados por Blanca Sancho y con la ayuda de Elena Roche, han realizado una encuesta (que podéis consultar aquí), por medio de la cual han obtenido las siguientes conclusiones:

¿Sabes quién hace tu ropa?
A propósito del tema de la globalización que se trata en la unidad sobre la economía mundial dentro del Ámbito Lingüístico y Social, un grupo de alumnos de 3º ha profundizado en las condiciones en que se confecciona la ropa que consumimos.

En su gran mayoría, la industria textil se encuentra deslocalizada en países menos desarrollados, respecto a las multinacionales de países desarrollados que comercializan sus productos. Los trabajadores que fabrican a miles de kilómetros las prendas que encontramos en las tiendas, pagan en numerosas ocasiones un precio demasiado elevado con su salud y con sus vidas.

El grupo de trabajo ha elaborado un vídeo que sintetiza la información con la que se han documentado a través de la visualización de varios documentales y de la lectura de distintas noticias. Se decidió presentar el resultado a alumnos de 1º y 2º de la ESO. Antes de la proyección del vídeo, se ha pasado una encuesta redactada con el propósito de saber qué conocimientos previos tiene la sociedad sobre quién hace nuestra ropa, y en qué condiciones.

Estos son los resultados de la encuesta.

De 112 personas encuestadas, un 91,96% compra su ropa en grandes multinacionales como Inditex (Zara, Stradivarius, Pull&Bear, Bershka…), Primark, H&M, Mango, El Corte Inglés, Carrefour…  Es llamativo que estas grandes empresas acaparen la casi totalidad de la ropa consumida por los encuestados.

Un 47,32 % cree que su ropa se confecciona en países menos desarrollados, y un 16,97%, en países en vías de desarrollo. Es decir que más del 50% de los encuestados parece que es consciente de la procedencia de la ropa que viste.

Al preguntar sobre si la ropa que llevamos puede contener sustancias tóxicas un 41,96% contestó que no, y un 24,1 % “no sabe/ no contesta”; luego, aproximadamente un 66 % no es conocedor de la toxicidad de las prendas de vestir.

Respecto al salario que reciben los trabajadores de Bulgaria y Turquía para marcas prestigiosas, un 40,17% eligió la respuesta de entre 80 y 160 euros al mes, y un 19,64% la de 500 euros al mes.  Casi un 60% sospecha que este tipo de trabajo no está bien remunerado ni valorado.

Un 35,71% opina que las condiciones en que trabajan los fumigadores de las plantaciones de algodón son “malas”, lo cual unido al 19,6% que contesta que son “muy malas”, y al 25,89% que responde “regulares”, supone un 80% de gente que sabe que las circunstancias en las que viven estos trabajadores no son buenas o adecuadas a la peligrosidad del oficio.

No llega al 10% las personas que conocen la diferencia entre algodón orgánico y algodón tratado.
El porcentaje de respuestas acerca de cuál es el color más tóxico a la hora de teñir la ropa coincide en un 30,35% para el verde y el negro.  Esto hace pensar que se asocian los colores fuertes con la toxicidad, pero no se tiene la información concreta.

Llama la atención que un 61, 60% ignoraba el gran derrumbamiento de una fábrica textil que trabajaba para marcas como Benetton, El Corte Inglés, Primark, H&M…, ocurrido en Bangladesh en 2013, y que acabó con más de mil vidas. Es evidente que las tragedias en países menos desarrollados no importan mucho a la sociedad más desarrollada.

Resulta difícil comprar ropa que responda a condiciones justas para los trabajadores. Pero esperamos haber hecho reflexionar a unas cuantas personas para que esta información se extienda cada vez más, para que el consumidor se conciencie, y que las multinacionales se vean forzadas a exigir unas normas de trabajo y de seguridad dignas, en vez de mirar para otro lado.

Para que nosotros satisfagamos nuestra “necesidad” de vestir a la última, las verdaderas “víctimas de la moda” están en fábricas lejanas de Camboya, Bangladesh, la India, Nicaragua, Argentina…; o no tan lejanas, en países europeos como Bulgaria y Turquía.

Ojalá que, cuando vayamos a comprar, seamos un poco más conscientes de que estamos adquiriendo algo más que una camiseta, unos vaqueros, unos zapatos o un cinturón, y esto nos impulse a buscar en la etiqueta dónde está hecha la prenda.

 Y cuando mires la etiqueta, recuerda: tú compras, tú eliges.



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