Pues buenas a todos.
Mi nombre es Rubén Sainz. Estudié los dos cursos del Bachillerato en el
instituto de Las Llamas y actualmente estudio Filosofía por la UNED.
En virtud de no contar una historia, haré simplemente unos apuntes.
Sinceramente del primer curso de bachillerato no tengo nada que mencionar; acudía
a clase, me marchaba a casa, estudiaba, aprobaba… y volvía a empezar.
Ya en el segundo curso dejaba una estela de indiferencia y anonimato. Para ser
sinceros, no me gustaba estar allí, acudía en algunas horas de clase a la
biblioteca para leer, y era casi incapaz de aceptar ciertas formas de estudio
planteadas en algunas asignaturas.
Por otro lado y por suerte, fui capaz de entablar una o dos relaciones de esas
que valen la pena, con dos compañeros de clase.
Al mismo tiempo, otro número parecido de docentes —grandes docentes—
consiguieron dotar al aula de la cordura que hoy día necesitarían la gran
mayoría de ellas.
Por este efecto, acudía entusiasmado a tales clases, notablemente admirado.
Y leía a Schopenhauer en las demás.
Por eso desde aquí tan solo quiero agradecer fuertemente la labor de tales
profesores. Aquellos que consiguen dotar sus clases de rigor, seriedad,
criticidad. Aquellos que no aceptan hacer de su clase una fábrica. Construir
pieza por pieza, temario por temario, instrumentos idiotizados.
Por esta razón dará lo mismo el centro educativo, porque con el enfoque nefasto
de la educación que hoy día prevalece, la “enseñanza” —si acaso pudiéramos
llamarlo de tal modo— será exactamente igual de mala.
A no ser que estén ellos, los profesores, pero los de verdad.
PD: Aunque hayáis sacado un notable en un examen de la generación del 98: es
falso.
Aunque hayáis conseguido un 9 en el análisis de un cuadro: muy seguramente es
falso.
Aunque hayáis comentado perfectamente un comentario histórico: es falso
también.
La nota es vuestra galletita. Seguramente jamás hayas leído una sola obra de
Unamuno; seguramente no sabrías decir absolutamente nada de un cuadro que jamás
has visto: repites consignas aparentando un criterio que no tienes.
Así que ¡someteos! haced creer que sabéis mucho de tal y de cual, conseguid
la galletita esa. De verdad, en un ambiente así, la mala o la falsa actuación
se diluye; bienvenidos a la banalidad del mal obrar.
Pero, por favor, jamás os creáis vuestras propias mentiras, vuestras propias
notas. Eso nunca, por favor.
Un cordial saludo a todos.
Muy bien dicho. A eso llamo yo tener pensamiento crítico, algo que practicamente no existe entre los estudiantes ( y tampoco abunda mucho entre los adultos)Enhoranbuena a Rubén.
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