domingo, 1 de mayo de 2016

Dormir


Texto elaborado por MARÍA VILLAGRÁ,
alumna de 3.º ESO B


Recuerdo el calor de tus manos tratando de que no hubiese un hueco por el que me pudiera escurrir. Recuerdo cuando los rayos del Sol atravesaban mis plumas, pero tú sólo observabas con seriedad cómo intentaba que algo como esa luz cegadora me abriese los ojos. Tus pulgares acariciando mis patas precavido de no hacerme daño y cómo fruncías el labio si yo picoteaba tus uñas. Quisiste darme refugio en un nido hecho a base de zarzas, porque al fin y al cabo no esperabas que me quedase mucho tiempo. Yo siempre me voy con las estaciones y tú lo sabes, lees muchos libros sobre aves no tan salvajes, pero éste invierno pretendía quedarme. A pesar de las heridas, de las presas perdidas y los besos que no me diste. Tenías miedo de que yo no fuese mucho más que un pajarillo azul porque a veces no podía comer más de un bocado, quizás pasar una semana y pegar ojo. O simplemente apegarme demasiado a la vida de pareja. Ahora ya no quieres que te cante Keaton Henson de madrugada. Ya no quieres que te cante. Ya ni siquiera quieres madrugadas porque tienes miedo a que pasen los días dándote cuenta de que no sabes cuidar de nadie más que de ti. No eres capaz de amar porque no has empezado a hacerlo nunca y yo tampoco he significado una introducción para todo esto. Me prometiste darme calor en la ausencia de todo, pero, ahora que ya no estás, ¿qué voy a hacer si no puedo migrar? Tus asuntos personales me involucraban más de lo que me diste a pensar. Y ahora que he abandonado la jaula y puedo volar ya nada me parece libertad. Estoy cansada. Cansada de viajar y tropezarme con la hendidura que me hiciste entre el pecho y la espalda. Déjame que te diga que beber todo ese jarabe para la tos sin tener tos es irónico porque resulta que estás más enfermo de lo que pensabas, y estoy agradecida de que suene estúpido. Estoy agradecida de echarte de menos. Ahora que sé lo que es querer morir puedo empezar a vivir de nuevo. Puedo respirar los olores de nuevas fragancias. Puedo respirar. Puedo sentir tu ida. Puedo sentir volar entre la gente que dijo que yo no era lo suficientemente valiente y saber que se equivocan porque escribí un relato llamado ‘dormir’, y me di cuenta que era sobre despertar.

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