miércoles, 15 de junio de 2016

La centralidad política

Artículo elaborado por NICOLÁS LIZCANO,
alumno de 1.º Bachillerato C (@Narunix en Twitter)

Variados son los datos que tratan de mostrar el porcentaje de indecisos de cara a las próximas elecciones del 26 de junio. Nadie sabe con exactitud qué cantidad de gente no ha decidido su voto todavía, pero el sentido de repetir la campaña electoral es tratar de convencer a este tipo de votante. Los principales partidos, en mayor o en menor medida y con mayor o menor frecuencia, piden el voto con el fin obtener el mejor resultado posible. El votante indeciso suele estar posicionado en una supuesta centralidad, y se cuestiona si inclinarse hacia la izquierda o hacia la derecha. Son dos los principales partidos que tienden a la centralidad –PSOE y Ciudadanos-, ya que consideran que es una buena estrategia para ganar votos. Pero ¿realmente están consiguiendo su objetivo?


Si tomamos como referencia la mayor parte de las encuestas, parece evidente que no. Por un lado, el Partido Socialista, tradicionalmente de izquierdas (representado por sus siglas), ha hecho en los últimos años un abrazo al capitalismo que le ha pasado factura y ha provocado la pérdida de miles de votantes convencidos. Por el contrario, Ciudadanos, con un programa claramente de derechas, es el que más evidentemente trata de recoger votos por el centro, ya que el espacio de la derecha está completamente abarcado por el Partido Popular. Casualmente, son los partidos más “extremistas” los que se supone van a conseguir un mejor resultado. Es por ello que uno se hace el siguiente planteamiento: ¿existe el centro en la política? Y ¿realmente es una franja lo suficientemente amplia como para tratar de conseguir votos a toda costa? Lo cierto es que la centralidad es confusa, ya que el partido de centro, en teoría, defiende ciertas posturas consideradas de izquierdas, y otras de derechas. Esto simplemente consiste en camuflar el 50% de un partido. Y el problema para ellos es que la gente no es tonta, y sabe cuándo un partido puede engañar a su electorado. Este hecho se ha evidenciado más en las últimas décadas con la cantidad de programas incumplidos debido a la impunidad y  libertad absoluta que produce una peligrosa mayoría absoluta en el parlamento.

Está claro que la centralidad es arriesgada, pero también irreal. Un partido que promueve y defiende servicios sociales, sanidad pública y educación de calidad, no debería de defender un modelo económico acorde con el austericidio. Es por ello que sigo creyendo que el modelo que intentaban enterrar algunos de la diferencia entre la izquierda y la derecha sigue muy vigente en nuestra sociedad. Es evidente que la tendencia al centro se puede dar en un determinado partido, pero nunca un partido puede autodefinirse como de centro, ya que es un posicionamiento dentro del espectro político abocado al fracaso. En mi opinión, son muy pocos los que no evitan la centralidad, ya que el ser humano es por naturaleza de ideas bastante concisas.

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