A todas las mujeres del mundo:
Hoy vengo a desmontar todos
los cánones de belleza que nos impone la sociedad, esas normas no escritas que
sufrimos desde pequeñas. Hoy vengo a reivindicar, por ti, por mí, por todas.
Desde que nacemos nos hacen creer que estar delgada es lo bonito, pero, claro,
tampoco vayas a estar muy delgada porque entonces te tachan de anoréxica,
tomándose a broma esa grave enfermedad. Nos enseñan que debemos tener siempre
la piel depilada, suave y radiante, que el pelo es antihigiénico… Ah, pero si
lo tienen los hombres, entonces ya se convierte en algo bien visto, ¿no? Nos
enseñan que debemos tener el cutis perfecto y sin acné, haciendo que nos
avergoncemos de tenerlo cuando es algo natural. Nos enseñan que no debemos
tener cara de muerta por la mañana, ni las pestañas caídas al salir de fiesta,
haciéndonos así esclavas del maquillaje, sin entender que solo debemos
maquillarnos si realmente nos da la gana. Nos enseñan que tenemos que tener un
pecho grande, pero tampoco demasiado, operado no porque es antinatural, pero
caído tampoco porque es horrible. Ah, y no vayas a tener estrías, que los
anuncios se encargarán de hacerte sentir mal para toda la vida. Tampoco nos
olvidemos del cabello, que debe estar fuerte y sano, otra cosa que, cómo no, no
se les exige a los chicos. Todo esto y mil cosas más nos hacen tener complejos,
nos crean inseguridades desde pequeñas. Lo peor es que luego la sociedad nos
dice que no los tengamos, que nuestros defectos e imperfecciones son algo
natural… ¡Panda de hipócritas! Por eso escribo esta carta hoy. Por eso me
dirijo a vosotras, chicas, a nosotras, para deciros que da igual como seamos:
blancas, negras, gordas, delgadas, bajas, altas, nos depilemos o no, tengamos
el pecho grande o caído, tengamos granitos en la cara o profundas ojeras o una
piel radiante, nos maquillemos todos los días o nunca lo hagamos… Todas
valemos, todas somos preciosas aunque nos hagan dudarlo, todas somos perfectas,
todas. Algo que nos dicen siempre, y en eso sí que tienen razón, es que
querernos a nosotras mismas es lo más importante. Así que hoy te pido, como
mujer que soy, que pasemos de la sociedad, porque es ella la que está
defectuosa, y no nosotras. Mímate todos los días y nunca dejes de hacerlo.
Quiérete como nadie lo haría, porque el amor propio es el más bonito de todos.
Tu compañera.
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