domingo, 17 de junio de 2018

Crónicas de LaborESO de los alumnos de 3º ESO A (I)


Crónica de Alejandro Desiré Valdor

Para mi semana laboral escogí un lugar en el que ver si mi plan de futuro es el apropiado o no, y ese lugar fue el Centro Deportivo Marisma.

Los días previos a la experiencia me encontraba muy nervioso, el estómago me daba vueltas y la cabeza me dolía pues, a pesar de acudir al centro a diario, nunca me había enfrentado a un trabajo.

El primer día Miguel (un compañero que también eligió este centro) y yo tuvimos una reunión con la gerente, una chica seria, en la cual se nos informó de cuál sería nuestra labor en las próximas semanas. Lo que más me sorprendió fue el hecho de tener que registrar nuestra huella cada vez que entrásemos o saliésemos del recinto, ¡nunca hubiera pensado que lo íbamos a tener que hacer!

En lo que al trabajo se refiere, no era muy complicado. Nuestro deber era ayudar a los monitores a dar las clases y, cómo no, a vigilar la piscina. Esta última labor era un poco aburrida y repetitiva; por ello, Miguel y yo nos pasábamos la mayor parte de ese tiempo jugando a diversos juegos que se nos ocurrían. Sin embargo, dar clase a los niños fue muy divertido. La mayoría de las clases eran de guarderías, por lo que nuestra única misión era jugar y divertirnos con los niños, sin perderlos en ningún momento de vista, pues al ser tan pequeños no saben nadar y un pequeño resbalón podía acabar con sus vidas.


Sin ninguna duda, las horas que pasamos con los pequeñajos fueron muy divertidas, pero mi momento favorito fue cuando los monitores nos invitaron a realizar una clase. Esta clase se llamaba “Aquarrelax”, un nombre muy apropiado pues gracias a esta clase conseguí librarme de muchas tensiones. Lo más sorprendente fue la simpleza con la que lleva a cabo, únicamente consiste en dar vueltas a una pequeña pero cálida piscina acompañado de una lenta música que hacía que te situaras en un mundo donde las preocupaciones no existen. Esto me relajó muchísimo. Además, durante el transcurso de la clase, la gente se tenía que poner en parejas para que cada uno le diera un masaje al otro con unas pequeñas bolas de pinchos que aportaban una sensación de gusto inimaginable. Mi pareja fue Miguel.

Ya en nuestra segunda semana de oficio subimos al gimnasio. Ahí nuestro deber era vigilar que todo el mundo llevara toalla, algo que es una regla del club. Las horas en el gimnasio se hacían más largas porque no había mucho que hacer, así que decidimos emplear el tiempo por así decir “muerto” en entrenar. ¡Por todo ello terminamos cada día reventados con ganas de llegar a casa y comer mucho!

Decidí trabajar en este lugar porque en el futuro me gustaría ser socorrista, y es cierto que he descubierto que es un trabajo aburrido a ratos, pero en otros es realmente entretenido. Además, he visto cómo es tanto la piscina como el gimnasio desde el punto de vista de un trabajador, y tengo que admitir que me sorprendió gratamente pues era muy diferente al mío cuando voy a entrenar.

En conclusión, la experiencia que he obtenido de estas prácticas ha sido mejor de lo que me esperaba.

Crónica de Daniel Green Manzanares

Hace aproximadamente dos meses estuve haciendo mis “prácticas” de LaborESO en el Banco de Alimentos de Cantabria. Durante dos semanas me convertí en un trabajador más, y ahora voy a contar mi experiencia.

Desde el primer día que entré al almacén me di cuenta de que nunca iba a estar de brazos cruzados. Todos los que estaban ahí de voluntarios no paraban de moverse y hacer diversas tareas, mientras el jefe, Francisco, lo organizaba todo. Además, ese primer día empecé a trabajar con Jose, un hombre muy majo que me llevó en la furgoneta del Banco a visitar y trabajar en muchos sitios de Cantabria. Un día del que me acuerdo perfectamente fue cuando me fui con él a Parbayón, donde estuvimos una o dos horas recolectando limones de un hombre que nos los quería donar. Otra experiencia memorable fue la visita a una fábrica de yogures, donde además de cargar unos arroces con leche a la furgoneta, pudimos ver de cerca el palacio en el que se rodó la película “Los otros”.

Aparte de ayudar a Jose con sus tareas, también realicé muchas otras actividades. Una de ellas, que me gustó mucho, fue ir a un colegio a Villafufre a dar una charla a los niños de Primaria junto a una chica llamada Mar. Además, en el propio Banco de Alimentos tuve muchas tareas que hacer. Bastantes de las jornadas en las que estuve allí las completé colocando alimentos en sus respectivas baldas, o preparando palés de alimentos que por la tarde vendrían las organizaciones a recoger. La última actividad que hice fue pasar los albaranes de entrada y salida de alimentos al ordenador, lo cual acabé haciendo con tremenda facilidad.


Para finalizar este relato sobre mi experiencia en este sitio, quiero dar mi sincera opinión acerca de lo que he vivido. Tengo que admitir que lo que he hecho no era para nada lo que me esperaba, pero al final he aprendido y disfrutado bastante más. Además, creo que he experimentado muchas labores distintas del mundo laboral, desde mover cajas en un enorme almacén hasta dar charlas a niños pequeños, ¡incluso cortar limones de un limonero de un pueblo! Por eso, recomendaría a cualquier persona que quiera ayudar a la gente a ser voluntario del Banco de Alimentos de Cantabria.

Crónica de Germán Gómez Pariente

Cuando nos explicaron en qué consistía la experiencia LaborESO y nos dijeron que debíamos escoger un campo laboral, yo lo tuve claro desde el principio. Siempre me ha llamado la atención el diseño, e incluso he llegado a plantearme estudiar esa carrera, pero realmente nunca he sabido en qué consistía diseñar. LaborESO era mi oportunidad para averiguar si el diseño era realmente lo que yo creía que era, era una oportunidad para poder vivir en primera persona lo que posiblemente iba a ser mi futuro, mi empleo. Por todas estas razones elegí diseño, y me asignaron la empresa llamada Grupo Gomur, una empresa de Ingeniería Mecánica y Diseño en la que más tarde descubriría que ese ámbito de trabajo no era exactamente como yo lo imaginaba, aunque esto no quiere decir que fuese peor.


Desde el primer minuto que pasé en la empresa no paré de aprender cosas nuevas. Los trabajadores que se encargaron de mí resultaron ser muy agradables y se preocupaban constantemente de que yo estuviese siempre aprendiendo o incluso trabajando. En los escasos días que permanecí en Gomur, aprendí valores muy importantes para este tipo de trabajos si querías mantener tu puesto o simplemente optimizar el tiempo lo máximo posible. Ejemplos de estos valores son la puntualidad, el orden y el respeto por tus compañeros y superiores. Y, por supuesto, conocí el funcionamiento de una empresa, desde cómo se diseña la pieza o cómo se piden piezas a otras empresas, hasta cómo se fabrica la pieza y se le entrega al cliente.

Habiendo vivido y aprendido todo esto, considero que el proyecto LaborESO es una muy buena idea que puede ayudar a muchos alumnos (yo incluido) a la hora de decidir sobre su futuro. También me ha mostrado cómo es la vida laboral, con sus ventajas y sus desventajas.

Crónica de Juan Fernández Alvargonzález

Os voy a contar mi experiencia de LaborESO en una residencia de ancianos.

Dependiendo del día, volvía a casa medio muerto o alegre, ya que en la residencia en la que trabajaba había varias plantas. En la cuarta se encontraban los que mejor estaban física y cognitivamente; en la quinta, los ancianos que habían perdido un poco el juicio y estaban incapacitados físicamente, y en la sexta, los abuelitos que estaban mal cognitivamente o incapacitados físicamente.

Una de mis mejores anécdotas fue cuando se nos escapó un anciano. Sí, como lo oís, se nos escapó un anciano. Era uno de la cuarta planta, que a veces se le permitía salir, aquella vez no le habían dado permiso. Dado que fumaba, le dijo a la recepcionista si podía salir a fumar un cigarro. Esta, muy amablemente, le respondió afirmativamente. Al pasar el rato, vio que no estaba y me llamó a mí para salir a buscarlo. Fui mirando por todos los bares desde la residencia hasta el Centro Botín. No lo encontré, pero no hubo ningún problema porque regresó él solito.

Esta ha sido una de las muchas anécdotas que podría contaros.

El proyecto me ha ayudado mucho a elegir dónde me gustaría trabajar, además he aprendido muchísimo de la vida en una residencia de ancianos, que es más dura de lo que parece.

No hay comentarios:

Publicar un comentario