Algunos de nuestros alumnos de 2º Eso B han escrito unos simpáticos relatos cuyo protagonista era un tenedor. Aquí tenéis sus historias:
Mi Vida Como Un Tenedor
Hola, me llamo Theodor y soy un tenedor. Fui
fabricado el 19-3-1999. Ahora estamos en 2003. Vivo con mis hermanos los
tenedores, con mis primos las cucharas y con la mafia de los cuchillos. Mis
amos son la familia González, una familia risueña que vive en Cuba. Cuando me
utilizan tengo la sensación de estar jugando en barro y cuando me lavan unas
cosquillas. Es como, si vosotros, los humanos estuvierais en una fiesta de
espuma…
Los cuchillos cada vez hablan menos, por no
decir nada. Yo tenía sospechas sobre ellos, y dio la casualidad de que eran ciertas. ¡Sabía que
tenían algo planeado! Era un atentado contra nosotros. Yo avisé a todos mis
hermanos y primos. Nosotros los tenedores somos guerreros y las cucharas son catapultas.
Estábamos preparados, pero no contamos con que la mafia de los cuchillos (que son guerreros) había contactado con la mafia bol (que son perfectos defensas). En número éramos el doble, pero en agresividad nos ganaban por mucho. La batalla ya había comenzado. Era muy duro ver a todos pelear, aunque por suerte o por desgracia hubo un momento de calma. Paramos porque había un ruido ensordecedor, miramos por la ventana y vimos un impresionante cono boca abajo, hecho de viento. Los humanos lo llaman tornado. La familia González salió de casa y se alejó en su carro rojo. No sabíamos que pasaba pero nos dimos cuenta cuando el cono tocó la primera casa y salió volando. El tornado llegó a nuestra casa y todos trabajamos juntos para que no nos llevara. Fue increíble cómo todos salimos volando, cada uno hacia un lado. El último recuerdo que tuve fue cayendo a un suelo de agua llamado mar.
Estábamos preparados, pero no contamos con que la mafia de los cuchillos (que son guerreros) había contactado con la mafia bol (que son perfectos defensas). En número éramos el doble, pero en agresividad nos ganaban por mucho. La batalla ya había comenzado. Era muy duro ver a todos pelear, aunque por suerte o por desgracia hubo un momento de calma. Paramos porque había un ruido ensordecedor, miramos por la ventana y vimos un impresionante cono boca abajo, hecho de viento. Los humanos lo llaman tornado. La familia González salió de casa y se alejó en su carro rojo. No sabíamos que pasaba pero nos dimos cuenta cuando el cono tocó la primera casa y salió volando. El tornado llegó a nuestra casa y todos trabajamos juntos para que no nos llevara. Fue increíble cómo todos salimos volando, cada uno hacia un lado. El último recuerdo que tuve fue cayendo a un suelo de agua llamado mar.
Ahora estoy aquí esperando en el fondo del
Caribe rodeado de metros y metros de arena. Mi cuerpo de acero inoxidable está
recubierto de un coral de un color diferente, es una mezcla de verde y rosa. El
coral es más duro que yo. De vez en cuando veo algún tiburón, alguna tortuga;
pero nunca tenedores, ni humanos, que son los que quiero ver. No sé cuánto
tiempo llevo aquí desde la catástrofe, tampoco sé cuánto más estaré. Lo único
que creo es que nadie se acuerda de mí. Sólo soy un tenedor como los millones y
millones que hay en el mundo. No sé si he tenido suerte
pero la vida de un tenedor no suele ser como la mía.
Marta Sañudo
¡¡Hola!! . Os
preguntaréis: ¿Quién soy ?,
vale, será difícil que os lo
creáis . ¿Sabéis lo que es un tenedor ?
Me supongo que sí , vale pues es lo
que soy, un simple tenedor . Mi nombre
es Phil y mi vida es muy diferente a la
de los humanos . Los humanos os
pensaréis que somos solo unos simples utensilios con los que coméis, pero
¡no!. Todos los tenedores piensan lo
mismo de los humanos, que solo sirven
para comer, excepto yo.Creo que soy el único tenedor que piensa que los
humanos son increíbles. Pero gracias a esta historia, he conseguido cambiar de
pensamiento a todos los tenedores del mundo. Y por eso estoy aquí,os voy a
contar la historia de mi vida .
Un día me ocurrió
algo increíble que me hizo cambiar. Era como siempre, un día cualquiera . Los tenedores tenemos que
trabajar normalmente de horario de 12h los adolescentes y los adultos 24 h .
Yo ya estaba casi
acabando las prácticas para trabajar 24 horas al día , solo
que había un pequeño problema: yo odio ese trabajo, me parece que yo podría hacer cosas más
importantes . Solo que mi familia tiene una empresa de cubiertos exprés y tengo
que seguir la empresa familiar . El día del examen
llegó, yo no quería defraudar a mis
padres así que lo hice todo lo bien que
podía .
La primera prueba era el bebé llorón , esta era muy fácil: tenías que
intentar que el bebé comiera todo lo del
plato . La hice muy bien y en tiempo .
La segunda ya era un poco más complicada ,no tenía muchas posibilidades de hacerla
bien . Se trataba de tomar arroz
sin que se cayera ni un solo grano , en esta no tuve mucha suerte. En el último
minuto se me cayó uno y me descalificaron de la prueba .
La última prueba (más
difícil) era tomarse más sopa en 1 minuto . Estaba en el último minuto
cuando uno de mis compañeros no podía más y se auto eliminó , entonces yo sabía que ya había ganado .Mis padres
estuvieron muy orgullosos de mí ya que habían pagado con su esfuerzo la
Universidad y porque necesitaban mi ayuda para sacar el negocio adelante .
Comencé a trabajar al día siguiente,no me disgustaba trabajar allí ya que
conocía a mis compañeros de toda la vida
y me sentía a gusto. Pero no me llenaba
porque aunque no se me diera mal
yo sabía que no era lo mío .
Llevaba ya 3 meses trabajando ahí y todavía no me veía capaz de decírselo a mis
padres. Pero decidí decírselo y mis padres se disgustaron mucho y
no me querían ni ver. No quería trabajar donde no me apetecía, era mi
momento, yo escogería lo que quisiera hacer. Me puse a estudiar “LA HISTORIA
DE LOS HUMANOS”.
Me volví a equivocar de asignatura , pero
porque las cosa que decían sobre los humanos no me las podía creer , así que
quise buscar yo mismo la verdad de todo . Busqué en internet lo que los demás tenedores opinaban de los
humanos. No había ni un solo comentario que fuera
bueno , entonces lo que hice fue : Poner
yo mis propios comentarios, en total
hice 100 .
No tardó en
saberlo la gente, ya que las redes se difunden muy rápido. Llegué a salir en el
telediario, decían que había un virus informático terroristas en las redes.
Me llamaron para salir en un programa de
la tele, al principio pensé no ir,
pero luego pensé que sería mi oportunidad de que la gente supiera que se
equivocaban .
Llegó el día del
programa, la tele es impresionante
por fuera de las cámaras .
Me metieron en un
camerino y me dijeron que no me moviera
hasta que me llamaran .
De repente llamaron a la puerta ,era el momento de explicarles a todos
los tenedores la verdad de todo, era bastante complicado .pero tenía pruebas
como para que me creyeran.
EPÍLOGO:
Estoy contando
esta historia después de cinco años,esos cinco años han sido los
mejores de mi vida .
Ahora trabajo en
mi propia empresa de exploradores sobre los humanos .
Todos los
tenedores del mundo me creyeron y
gracias a eso estoy hoy aquí contando mi historia.
Javier Pelaz
Hola soy Marcos Pelaz, fui un sufridor de acoso escolar, sí,
como lo oyen, fui un afectado de este
grande y significativo defecto del ser humano. Yo estudiaba en Las Esclavas, un
colegio religioso, pero a mis padres, que tenían muy poco dinero, les salió una
oferta de trabajo en una fábrica de yogures, trabajando 10 horas diarias. Yo en
cambio, me cambié de Instituto a uno que se llamaba “Guadalaviar”, en Valencia.
Tardé unos dos días en integrarme en el instituto.
A mí me entusiasmaba la idea de un nuevo Instituto, nuevos amigos
y nueva casa, pero mis expectativas cambiaron.
Cuando entré, al pasar por la puerta, un niño me hizo una zancadilla. En
ese momento pensé que era una novatada y me reí, pero luego resultó que muchos
mas niños y no tan niños también me lo hacían, y esto fue en aumento durante los dos siguientes meses, hasta que me exilié del
mundo. Eso fue muy duro para mí por que mis padres a pesar de tener poco dinero
y trabajar tanto siempre, buscaban tiempo para mí, me daban todo lo que quería
y más. Así que no quise ser un problema más, es por ello que no se lo conté, me
aguanté y seguí, hasta que encontré un amigo. Pero no un amigo cualquiera, no ,
el mejor amigo que he tenido nunca, se llamaba Andrés González, nos conocimos
debido a que él también se sumió en el exilio. Él era un aficionado a los
videojuegos, era el mejor que había visto jamás.
Unos meses después volvieron más niños a acosarme y hacerme
cosas muy poco agradables. Yo pensaba que se cansarían y me volverían a dejar
en paz, pero no, ellos seguían y seguían… era insufrible. Hasta que un día en
que decidí que no era feliz y no podía más. Muchos me llamareis cobarde o
diréis que no es para tanto, pero para
mí era un cúmulo de problemas que no se podían soportar, y así acabó todo.
Lo único que os puedo decir de esto, es que al comerme todos
los problemas que se me iban acumulando, se podría decir, que soy como un
tenedor.
Quiero decir que agradezco a mis padres por cuidar de mi y
darme todo ese amor y a Andrés por esos momentos que no olvidaré nunca.
Federico Pons
Nací en mayo de 2005 siendo
humano, así que ahora tengo trece años.
Tuve una vida normal con una familia normal, padres normales y amigos normales
hasta casi los doce años y medio. Recuerdo aquel día en el que vi una noticia
por la tele : unos científicos estaban
construyendo una máquina capaz de alterar las moléculas de alguien o algo para
así transformarlo en otra cosa. A mí me gustaban bastante los cómics, en
especial los de superhéroes así que eso me sonaba a cómic por lo que me
interesó. No porque me gustara la ciencia que de hecho la odio y sigo odiando.
Pero el caso es que acudí a la inauguración para ver si funcionaba y estaba
seguro que sería una de las experiencias más asombrosas de mi vida. Lo que no
sabía era hasta que punto llegaría mi asombro. Todo fue bien en la
inauguración, hasta que hubo un fallo de
sistema y por lo tanto un accidente. Todo fue muy rápido: estaba yo viendo como
la inauguraban cuando de pronto se oyó una voz informática que decía “fallo en
el sistema, fallo en el sistema” y de repente ¡BOOM! Una explosión. Después no
recuerdo más. Me desperté en un lugar oscuro. Oía voces a mi alrededor, me
estaba agobiando, así que grité pero no
me oyeron. Oí voces más cercanas, mucho más, diciendo que dejara de gritar.
Pregunté que quiénes eran y me contestaron extrañados que tenedores como yo.
Eso me dejó un poco asustado asÍ que decidí incorporarme. No pude. Ya estaba
muy asustando. De repente entró luz y ví a personas, humanos. Me cogieron y vi
que cogían cuchillos, que también hablaban y cucharas que, adivinad, hablaban, lo único era que no nos
podíamos mover. Entonces comprendí qué me había pasado y que tenía que ver con la explosión.
Poco a poco me fui adaptando a vivir como un
tenedor, aunque me costó muchísimo. Hice amigos tenedores e incluso cucharas.
Los cuchillos eran muy antipáticos, en especial los más afilados, que me
recordaban a aquel vecino tan gruñón que tuve cuando tenía cinco años. Resultó
que ser un tenedor no era tan aburrido como yo pensaba. La familia de humanos
en la que estaba no era la mía, a la que
no he vuelto a ver desde aquel día, pero me recordaba a la mía. Las únicas
cosas que odiaba de ser un tenedor era cuando me metían en la boca con un trozo
de comida mugrienta, en una boca que olía mal,
y también odiaba que me metieran en el lavaplatos ya que ahí no podía
hablar con mis amigos y compañeros y me daba la sensación de ahogo, de cuando
era humano, aunque eso ya lo he superado. Pronto me dí cuenta de que no todo
era felicidad como un tenedor, ya que en esta historia sí que hay malo, o mejor
dicho malos, los platos.
Como he dicho antes sí que hay malo en esta
historia. Los platos hablaban, pero un idioma distinto inventado por ellos
mismos por lo que yo creo. Me recordaba mucho al francés por haber aprendido un
poco, más bien nada en el único año de instituto al que fui cuando era humano.
Descubrí que eran malos cuando vi lo que hacían. ¿Sabéis lo típico de cuando se
os pierde un táper, que luego fastidia a la suegra cuando no se lo devuelves?.
Pues los platos son los causantes. Lo descubrí cuando les ví hacer su
operación, pues ellos sí pueden moverse, muy poco y despacio, pero pueden. Por
la noche cuando ya toda la casa duerme, intentan deshacerse de cualquier cubierto
o táper. Lo suelen hacer primero con los táperes y después ya da igual el
orden. Para deshacerse de lo que quieran deshacerse lo tiran a la basura y ahí
lo camuflan para que luego se pudra en un vertedero. Lo que no sabía y aún no
se era el motivo por el que lo hacían.
La verdad no se me ocurre ninguno, puede que simplemente sea por
fastidiar a los humanos o para hacer el mal entre los utensilios y cachivaches
de cocina. Me acuerdo cuando derroté al
primer plato. No sé ni cómo lo hice pero conseguí moverme un poco haciendo de
barrera para que no pasara. Los otros platos pasaron de largo y no se dieron
cuenta. Por la mañana se lo conté a mis amigos pero no me creyeron. Lo hice
alguna vez más hasta que un plato se dio cuenta de lo que hacía . Por suerte
para mí se cansó de intentar tirarme a la basura ya que yo ponía toda la
resistencia que podía porque, como dije, había conseguido moverme y ya le iba
cogiendo el tranquillo.
Todavía me acuerdo de uno de los
mejores días que he tenido siendo un tenedor. La familia en la que yo formaba
parte de su vajilla, se fue de picnic
con otra familia amiga y cada familia se trajo su propia vajilla. Hice nuevos
amigos, el que mejor me cayó fue un tenedor llamado Arthur, extraño nombre para
un tenedor, pero era muy majo. Comprendió totalmente mi historia y yo escuché
la suya; que él era en realidad un mineral de hierro convertido en tenedor en
una siderurgia. Pero lo mejor del día fue cuando con un fuerte viento las dos
vajillas cayeron al suelo y por lo tanto la mayoría de platos se rompieron en
mil pedazos .Ahí encontré la mayor ventaja de ser un tenedor: ser de metal. Por
suerte, las familias encontraron a todos
los tenedores, cucharas y cuchillos.
Pocos vasos se rompieron y eso también fue algo bueno porque los vasos eran muy
simpáticos. Lo malo fue que después de lo bueno vino lo malo.
Después de una noche tranquila
por la mañana abrí los ojos y estaba rodeado de platos , acorralado. Me
interrogaron en mi idioma, lo cual
quería decir que lo sabían todo este tiempo y que nos habían podido escuchar a
mí y
a los otros cubiertos. Me tiraron a la basura. En el vertedero vi que
había una extraña máquina que reconocí enseguida. Era la máquina capaz de
alterar las moléculas.
Carlos Laiseca
Todavía me acuerdo de ese oscuro momento, en el que
sentí el golpe de aquel arma humana de dos puntas, creo que lo llaman pico. Yo,
por entonces, era un mineral,. Me separaron
injustamente de mi madre ,la roca, y
después de eso los recuerdos son borrosos. De lo único de lo que tengo un
recuerdo, es del transporte a un gran lugar , hacía mucho calor , luego me desmayé.
Después de eso me desperté: tenía un cuerpo diferente. Estaba horrorizado
pero no tarde en acostumbrarme, de hecho actualmente me gusta y todo.
Bueno , siguiendo con la historia, estaba en una caja
pero no estaba solo, había más como yo, estábamos presos .Al cabo de un par de días
vi el sol, estábamos en una casa, hay algo añosa. El humano nos dio nombres a mí ya los que tenían forma parecida a la mí. Nos
llamaron ''tenedores’’ , a otros ''cuchillos’’ y a otros ''cucharas''. Cuando se referían a todos nos mencionaban como ''cubiertos''.
Nadie sabía que pasaba, excepto una cuchara que nos advirtió de que los humanos
no debían de vernos, ya que ellos no ven nuestras extremidades. No me acuerdo
muy bien del motivo pero desde entonces
he procurado que ningún humano me viera moverme.
Los cubiertos estábamos en un cajón oscuro y frío, los humanos nos sacaban al azar a
algunos para usarnos para coger la comida, pero tenía una parte buena, después
de eso nos bañaban para limpiarnos y era¡¡ tan... gratificante!!
Un día, el
humano que vivía con nosotros ya no
estaba. Tardamos en darnos cuenta, no controlábamos el tiempo. Los
cuchillos hicieron fuerza para abrir el
cajón, lo consiguieron buscamos a mas ''cubiertos'' no los encontramos…De
repente me acordé de algo, de esos a los
que el humano les dio el nombre de plato. No los encontramos...porque ellos nos
encontraron a nosotros. A diferencia de nosotros, ellos nos querían presos. Me acuerdo
perfectamente de la frase fue: ‘‘¡Este lugar es nuestro, iros!''. Nosotros
obedecimos ya que el plato más pequeño era casi el doble que el cuchillo más
alto.
Nos fuimos, pero al desván. Ahi pasamos mucho tiempo,
demasiado creo yo. Ahí hice muchos amigos casi todos tenedores, entre tenedores
nos entendemos. Los cuchillos no paraban de hablar de el contrataque de los
cubiertos, las cucharas eran pacifistas, intentaban algo parecido a que todos fuéramos
amigos y los tenedores nos dividimos, yo
estaba con los cuchillos .Me entrené todo lo que pude para poder unirme al
ejercito de los cuchillos. Al principio me costó ya que todo estaba preparado
para los cuchillos, pero lo conseguí. Nos entregaron una especie de placa que
indicaba que éramos militares con nuestro nom... ¡pero si no os he dicho mi
nombre! Qué despiste, me llamo...Arthur.
Nuestro plan era simple pero perfecto, se suponía que algún
tenedor (sí, me tocó a mi) tenía que pasarse por la cocina
que es donde estaban los platos, atraerlos y los cuchillos rodearles y
obligarles a salir de la casa. Todo iba según lo planeado: yo estaba en lugar y los cuchillos también pero... las
cucharas intentaron hacer una zona para ellas para su culto y aceptar a los
cubiertos que quisiesen ser pacifistas, pero mientras lo hacían tiraron una
madera y retumbó por toda la casa y, cómo no, yo estaba en mitad del plan atrayendo
a los platos. Hubo silencio pero todos sabíamos lo que había pasado. Nos tuvimos
que retirar pero por si fuese poco los platos averiguaron donde nos escondíamos.
Cuando llegamos, los tenedores y cuchillos estábamos furiosos.
Casi desterramos a las cucharas y tenedores pacifistas pero cuando estaba casi
decidido los platos subieron al desván. Nuestras armas eran nuestras cabezas, por eso las cucharas no podían alistarse. Los
platos eran fuertes podan doblarnos con facilidad pero nosotros los partíamos .Salimos
ganando pero porque éramos más, los platos se vieron acorralados y huyeron.
Pasaron meses desde el último avistamiento de un plato,
nos alegramos, pero un día como
cualquier otro se oyó una voz más grave que la nuestra, Era una humana, pero no
estaba sola, venía con una humana
pequeña y decía:
“-Bueno, esta es la casa en venta, el antiguo dueño no
está aquí desde 5 o 6 meses.
-Nos la quedamos, además el jardín es perfecto para la
niña.
- Vale, en 3
semanas será de vuestra propiedad- “
Desde ese momento estuvimos recluidos en el ático un
par de semanas. Los tenedores pacifistas y yo,
bajamos. No vimos nada y fuimos a las cocina. En la cocina no vimos nada
y lo primero que se nos ocurrió fue buscar a ver si había amenaza de platos, no
vimos nada como la otra vez, nosotros no les encontramos… y afortunadamente
ellos a nosotros tampoco.
Un tenedor pensó en que sería buena idea bañarnos ya
que estábamos muy sucios. Nos costó ponerlo en marcha pero lo conseguimos.
Habían vuelto, habían vuelto los platos. Cuando estábamos a `punto de salir
corriendo, no éramos suficientes ni siquiera ellos eran soldados. De repente
los humanos volvieron, la mujer dijo:
“-Hagamos un picnic con los vecinos
-Me parece buena idea.”
Todos, incluso
los platos, se quedaron quietos. Nos
metieron en una caja con un asa . Buscaron
a unos cuchillos que habían comprado. Los platos tenían claro que no podíamos
pelearnos ahí o se darían cuenta de lo que pasaba. Allí, en el picnic,
me sacaron a mí para comer. Los vecinos sacaron a un tenedor, me cayó bien, creo que se llamaba ‘’Marioneto’’. Marioneto
me dijo que él antes era humano, pero que
un científico le convirtió en un tenedor, y le dije que yo siempre había sido
un tenedor, bueno no siempre.
Cuando todo eso
acabó los tenedores nos fuimos al desván, pero los platos nos siguieron. Eran más, la familia había comprado más platos y nos superaban
en número. Esta vez tuvieron que luchar hasta las cucharas. Muchos de mis
amigos no se recuperaron. Yo, desgraciadamente morí y esto lo estoy
redactando desde el cielo de los cubiertos. Sé que no te esperabas esto pero…
ni siquiera un tenedor es inmortal.
Bueno este es
el final de mi historia espero que os sirva como advertencia contra los platos
y que bañar a tus tenedores de vez en cuando no estará mal.
Iván Lazcano
Hola me llamo Manuel Tenedorcio. Aquí, voy a dar
explicaciones de lo que hice aquel día del 11 de Mayo.
Yo estaba como siempre estoy, dándome una vuelta por el
barrio, o, como lo llaman los humanos “el cajón de los cubiertos”. Allí todos
me conocían, pero no por ser el más popular ni el más brillante, no, por ser
uno de los más patanes y torpes del entorno. Ah y por ser hijo del jefe, el
tenedor alfa don Juan Tenedorio; vamos el que pincha y corta , es irónico
verdad. Pero eso no es todo, la bomba viene ahora, y yo es que… no soy un
tenedor de verdad sino que tengo tres dientes en vez de cuatro. Bueno, es
probable que me confundáis con un tenedor de postre pero no, soy un tenedor
normal. Sí, como veis soy completito.
Después de esta
penosa introducción...
Estaba en las afueras del barrio o en los fondos del cajón,
huyendo porque Carlos Fideo y Javier Macarrón me perseguían cuando llegue a un
camino sin salida y… como ya os he dicho antes, soy un patoso, entonces no vi aquel “hoyo” y caí. Caí a un mundo fascinante. Un mundo de las llamadas
“sartenes”. Pero no me dio tiempo a ver mucho porque yo seguí cayendo hasta que
llegue a un sitio oscuro, frío y lleno de... creo que se llamaba... polvo. Y me
encontré con unos cubiertos muy… peculiares. Uno, una cuchara de postre, otro
un tenedor de postre, pero no como Calamarda, ni de lejos. Y después apareció
una cuchara de sopa, esta, estaba en sus últimas. Al parecer a la cuchara de
postre le habían tirado a la basura, y el yogur, al fregadero me digo que se
llamaba Bacilda. Al tenedor de postre, un niño le dobló entero y… no es por ser
racista pero es que el tenedor de postre era del chino y... en fin, normal que
se doblara, el se llamaba Daniel y en cuanto a la cuchara de sopa, se ve que le
acusaron de intentar atascar el lavavajillas, pero ¡él no fue! me dijo su
nombre, se llamaba Ricardo Umbrera, y le tiraron por el mismo callejón por el
que bajé yo. Ayudé a salir de allí a esos cubiertos haciendo palanca en aquel fondo y salimos al mundo humano por suerte, el lavavajillas estaba
abierto y la cesta de los cubiertos reaccionó de forma inesperada para mí, nos
acogieron y no se acordaron del incidente que hubo con Ricardo, pero yo noté
cómo una cuchara le miraba con incertidumbre. Aquella cuchara estaba sucia, a pesar de que acababa de salir de un lavado. Entonces vino un humano, ¡no lo podía creer! era el primer humano que veía,...Vino, cogió la cesta y por un momento pareció un terremoto: empezó a vaciarla y cuando terminó de vaciarla, la dejó en su sitio y cerró el lavavajillas.
Ricardo contó ante el juez lo que pasó ese dia y lo dejaron en libertad y
la gente ya no me despreciaba, le caía bien a todo el mundo. Y mi padre estaba
orgulloso de mí.
Pablo Muñoz
Hay muchos tipos de seres vivos: plantas, humanos, bacterias, animales... Pero yo...yo soy un tenedor. Algunos piensan que la vida de un tenedor es muy aburrida, solo pinchar carne, lavarse y al cajón. Pero no es así.
La vida de un tenedor es interesante, emocionante y arriesgada. Todo comienza por la mañana: mi novia Cucharina trabaja de 8:00 a 9:00. Trabaja en diferentes puestos, en yogures, vasos de leche, zumos...Yo trabajo de tarde y a veces a mediodía, suelo pinchar todo tipo de carnes y pescados. Luego , por la noche, nos reunimos todos mis amigos y mi familia en una inmensa máquina que, en teoría, nos limpia, pero lo único que hace es marearnos y echarnos agua y jabón en la cara. Más tarde, después de todo el trabajo, nos reunimos en nuestro cajón. Yo duermo con mis amigos los tenedores y mi novia con sus amigas las cucharas. Es una vida corriente, lo sé, pero yo vivo feliz.
Pablo Muñoz
Hay muchos tipos de seres vivos: plantas, humanos, bacterias, animales... Pero yo...yo soy un tenedor. Algunos piensan que la vida de un tenedor es muy aburrida, solo pinchar carne, lavarse y al cajón. Pero no es así.
La vida de un tenedor es interesante, emocionante y arriesgada. Todo comienza por la mañana: mi novia Cucharina trabaja de 8:00 a 9:00. Trabaja en diferentes puestos, en yogures, vasos de leche, zumos...Yo trabajo de tarde y a veces a mediodía, suelo pinchar todo tipo de carnes y pescados. Luego , por la noche, nos reunimos todos mis amigos y mi familia en una inmensa máquina que, en teoría, nos limpia, pero lo único que hace es marearnos y echarnos agua y jabón en la cara. Más tarde, después de todo el trabajo, nos reunimos en nuestro cajón. Yo duermo con mis amigos los tenedores y mi novia con sus amigas las cucharas. Es una vida corriente, lo sé, pero yo vivo feliz.
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