El colectivo LGTB lleva muchos años luchando contra las
discriminaciones que sufren: han sido asesinados, maltratados y tomados
por enfermos o locos cuando simplemente eran personas normales. En pleno
siglo XXI nos pensamos que no existe casi homofobia, pero estamos muy
equivocados.
En Afganistán las relaciones homosexuales son
castigadas con la pena de muerte, en Arabia Saudí la homosexualidad está
penada con castigos como la cárcel, palizas, ingreso en instituciones
mentales, amputaciones... En Brunéi se ha instaurado la muerte por
lapidación para los homosexuales, y así en muchos países más. Quizá en
España no ocurren estas cosas y por eso mucha gente piensa que la
homosexualidad está totalmente normalizada, pero eso no es así.
En
España ha llegado a haber 198 agresiones homófobas en Madrid,
agresiones tanto físicas como psíquicas. Les llaman maricones y
tortilleras, son víctimas de ciberbullying, y aunque nosotros pensemos
que nunca haríamos algo así, mucha gente hace comentarios
homófobos a diario. Vivimos en una sociedad que se aferra a lo
tradicional debido al miedo a lo diferente, discriminamos a la gente
simplemente por sus gustos, no vemos normal que a un chico le guste otro
chico, o que a una chica le atraiga una chica.
Cuando eres adolescente te replanteas tu orientación sexual y tienes miedo al qué dirán,
tienes miedo a que tus amigos y familiares no te acepten tal y como
eres. Esto les ocurre a gran parte de los jóvenes que en su casa y con
sus amigos han escuchado comentarios homófobos y se les ha metido en la
cabeza que los homosexuales simplemente están confundidos.
A veces pienso que en vez de vivir en el siglo XXI, vivimos en el siglo XVI. Se supone que a
lo largo de los años las cosas deben cambiar, y es cierto que avanzamos en la ciencia y
en la tecnología, pero nos quedamos atrás en el respeto y en la
convivencia con los demás.
No quiero vivir en una sociedad en la
que todavía se teme al cambio. Quiero un mundo en el que la gente no
tenga miedo de su orientación sexual y se sienta libre en todo mometo,
en el que nadie se sienta incómodo al estar cerca de una pareja gay o
lesbiana, en el que no existan partidos políticos que no defiendan a
este colectivo. Pero viendo como estamos en España creo que los que nos
tenemos que ocupar de hacer este gran cambio somos los jóvenes, está en
nuestras manos que en un futuro la homosexualidad sea igual de normal
que la heterosexualidad y para ello hemos de entender que todas las
personas somos iguales.
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