Por Isabel de Mata (2º de Bachillerato A)
Me despierto y me duele la garganta; sin embargo, esta vez
no me preocupo porque no es por un catarro, ha sido por gritar. ¿Alguna vez
habéis gritado con todas vuestras fuerzas hasta quedaros sin aire? Yo no suelo
hacerlo, pero ayer 8 de marzo de 2019 me dejé la voz al grito de “Luego diréis
que somos 5 o 6”, “Ni una menos, vivas nos queremos” y demás cánticos que no
solo consiguieron dejarme afónica, sino ponerme la carne de gallina. Podréis
pensar que soy muy sensible o algo por el estilo, pero la verdad es que el
verte rodeada de personas con las que tienes una causa en común gritando al
unísono para defender sus derechos, es, como poco, emocionante.
Ayer tuvieron lugar diversos eventos para conmemorar el Día
de la Mujer y yo asistí a la manifestación de por la tarde. No era la primera
manifestación a la que acudía, pero no obstante, logró sorprenderme la enorme
movilización por parte de la gente. Miles de personas caminando juntas, cientos
de carteles con poderosos mensajes alzados con orgullo por sus portadores,
gente de todas las edades unida por una causa común. Se respiraba el
inconformismo en el ambiente, inconformismo por una sociedad que en mayor o
menor medida nos ha tratado de forma diferente que a los hombres. Fue, sin lugar a
dudas, una experiencia inmejorable que no solo sirvió para visibilizar el
movimiento feminista, sino que también demostró la fuerza que tienen las personas cuando se unen por lo que
consideran justo. Y sí, digo personas porque ayer no faltaron hombres en la
protesta.
Para concluir (y no alargarme demasiado), me gustaría hacer
un llamamiento al resto de mujeres: a mis amigas, a mis hermanas, a mis
compañeras, a las feminazis, a las putas, a las histéricas, a las exageradas.
Uníos. Uníos porque juntas no hay nadie que nos pare. Uníos y luchemos para que
en un futuro, ya no tengamos nada por lo que protestar cada 8 de marzo.
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